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Gabinete

Valores:

 

Los niños y niñas de todo el planeta están cada vez más afectados por la creciente violencia, los problemas sociales, la falta de respeto hacia ellos y al mundo que los rodea. En muchos países, los padres, madres y educadores están pidiendo ayuda para paliar esta alarmante tendencia. Muchos de ellos creen que parte de la solución consiste en enfatizar la enseñanza de valores. Creamos este espacio durante el año 2007, como respuesta a esta llamada de una educación en Valores.


>> Respeto 
>> Responsabilidad 
>> Generosidad 
>> Verdad
 
>> Dar y recibir cariño
 
>> Humildad y sencillez 
>> Paciencia 
>> Reconocer errores 
>> Obediencia en los niños

 

RESPETO

ENSEÑANDO A RESPETAR A LOS DEMÁS

    “Hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con ustedes” 
    (Lucas 10,21) 
    Si se preocupan que le niño conozca, 
    estime y valore a los demás, 
    se le enseñará a respetar.


    Para lograr una buena relación con los demás es necesario conocerse y estimarse a sí mismo, así como respetar y estimar a los demás.

    La habilidad de llevarse bien con otros, se aprende desde muy pequeño. El niño aprende primero a convivir en el mundo de su hogar, donde es querido y aceptado por ser miembro de la familia. Luego tendrá que aprender nuevas reglas y exigencias cuando comience a tener experiencias con otros niños. Para que el niño respete a su prójimo es fundamental que se acepte y se respete a sí mismo.

    La mayoría de los adultos tienden a considerar el respeto como algo pasivo, como un sentimiento parecido a la resignación, muchas veces piensan que si se acepta al niño tal como es, él no se superará y creen entonces, que la mejor forma de ayudarlo, es diciéndole todo aquello que no se acepta de él.

    Una cosa es sentir aceptación y respeto por un niño y otra muy distinta es hacer que él se sienta respetado.


    Para que un niño sienta que él es respetado, los adultos deberán demostrárselo.


    • Se aprende a estimar a los otros, a través de la imitación. La mejor manera de enseñar a respetar, es respetando. 
    • Para lograr respetar realmente a un niño, los adultos necesitan desarrollar y mostrar ciertas actitudes, como:
    • Desear realmente estar con el niño y ayudarlo a resolver sus problemas.
    • Aceptar los sentimientos de éste, aunque sean diferentes a los propios.
    • Confiar en la capacidad del niño para encontrar sus propias soluciones.
    • No temer a la expresión de sentimientos negativos, ya que son pasajeros.
    • Considerar al niño como una persona independiente, con su propia vida e identidad.

    El respeto puede demostrarse de muchas formas:

    • A través de gestos: se puede comunicar aceptación "estoy muy feliz de que seas mi hijo", "te quiero mucho", "me gusta como eres" 
    • A través de no-interferir: cuando un niño está sumergido en alguna actividad, una forma poderosa de comunicar aceptación es la no-intromisión. El vigilar constantemente al niño y corregirlo, no expresa aceptación.
    • Escuchando: si los adultos aprenden a escucharlo en silencio, el niño al sentirse respetado, comunicará sus sentimientos más profundos. 
    • Si el niño lo interrumpe, no le preste atención inmediatamente para que le quede claro que esa no es la forma de obtener atención.

    Queremos que el niño sea independiente... Usted también tiene derecho a su propia independencia, a tener intereses y necesidades de realización personal. iDesarróllelos!, y enseñe al niño a respetar sus espacios personales:

    • Si usted no se preocupa de usted mismo y de satisfacer y canalizar sus propias inquietudes y necesidades, difícilmente va a poder ayudar al niño a desarrollar las suyas. 

    • Tengan claras las reglas que ustedes valoran como familia, comuníquenselas claramente al niño y expongan sus necesidades… Pero sean capaces de revisar las decisiones tomadas y de escuchar las opiniones del niño al respecto.

    • Enseñe al niño a conocer y a respetar a las demás personas aunque sean muy distintas a él: como los ancianos, las personas minusválidas.

    • Muéstrele los distintos trabajos y ocupaciones que existen y cuéntele que todos son igualmente respetables y dignos, aunque en algunos se gana más dinero que en otros. Es tan respetable un médico, como un campesino, o un conductor de autobús.

    • Dígale que frente a Dios somos todos los seres humanos iguales y valiosos, aunque tengamos diferencias de color de piel: blancos, negros, mestizos, asiáticos; de edad; de cultura; de situación económica. ..

    • Enséñele a respetar a las personas más pobres y humildes.

 

RESPONSABILIDAD

ENSEÑANDO A SER RESPONSABLE 

    ¿Por qué me buscaban? ¿No sabía que tengo que estar en la casa de mi Padre? 
    (Lucas 2, 49)
    Para que el niño aprenda a ser responsable es necesario depositar confianza en él desde pequeño y facilitar el que asuma sus actos y sus consecuencias.


    La responsabilidad está muy relacionada con la libertad y con la independencia. A medida que el niño crece, va siendo capaz de asumir pequeñas responsabilidades que le permiten demostrar y demostrarse que es un ser independiente y autónomo.

    Para que el niño aprenda a ser responsable es fundamental que sus padres le demuestren explícitamente confianza en él. Así el niño se sentirá apoyado y capaz de asumir responsabilidades.

    Al ir asumiendo responsabilidades el niño irá obteniendo confianza en sí mismo y mayor confianza de los demás en él. De este modo, él irá conquistando ciertos espacios de libertad, donde podrá tomar sus propias decisiones, que lo ayudarán a crecer y madurar.


     

    La responsabilidad puede irse enseñando al niño desde muy pequeño.


    • Permita al niño desde chico, realizar tareas simples en la casa, como limpiar, ordenar, recoger, hacer pequeños mandados. ..no lo sobreproteja tratándolo como aun bebé que nada puede hacer. Dése tiempo de enseñarle a efectuar labores sencillas en el hogar, las que después usted podrá pedirle que ejecute solo.

    • El niño aprende con el ejemplo. Si él ve que sus padres son responsables y cumplen con las tareas y obligaciones, el niño los imitará.

    • El niño desde pequeño debe hacerse responsable de sus actos. Si por ejemplo, él dibujó en una pared déle un paño para que la limpie.

    • Felicite a sus hijos cuando sean responsables y autónomos.

    • Muchas veces es más fácil y más rápido hacer usted mismo tareas que puede encargara su hijo, pues probablemente el niño se demorará más o no lo hará bien. Sin embargo, es conveniente darle tareas al niño, pues es la manera de enseñarle a ser responsable ya crecer como persona, tenga paciencia y piense que usted es el principal formador de su hijo.

    • Desde pequeño dele la responsabilidad de tomar algunas decisiones como: elegir la ropa que se va a poner, elegir entre dos frutas para comerse de postre. ..

    • Esté atento a las propias iniciativas que el niño tenga, y ayúdele a realizarlas, intentando dejar de lado el temor a que pueda hacerlo mal, o dejar una " embarrada". Después él podrá realizar esas acciones solo y bien.

    • A los niños en edad escolar es importante darles responsabilidades que sean entretenidas. Si sólo les damos responsabilidades aburridas, como ordenar o hacer las camas, van a considerar la responsabilidad como un sinónimo de aburrimiento y les será difícil motivarse por ser cada día más responsables. Es importante que la responsabilidad, el hacerse cargo ellos mismos de ciertas ocupaciones, les parezca algo atractivo.

    • Los niños deben ir conquistando de a poco espacios donde puedan ejercer una libertad responsable. Por ejemplo, elegir el momento en que harán sus tareas, a qué destinarán sus pequeños ahorros, a quiénes contarles sus secretos, a qué van a jugar. Pero es necesario darles esa posibilidad y evitar el vigilar y controlar todo lo que los niños dicen y hacen. Es importante que la libertad sea manejada con responsabilidad desde que el niño es pequeño. Así se evitará que más tarde sea entendida como un hacer lo que se quiere.

    • Fomente en su hijo la pertenencia a un grupo parroquial o deportivo, o a un taller extra programático de la escuela. El niño debe ir haciéndose responsable en sus relaciones con sus pares o compañeros. En estos grupos se combina su libertad de elegir pertenecer a ese grupo, con la responsabilidad de cumplir con las tareas y roles asignado por el grupo.

 

GENEROSIDAD

ENSEÑANDO A SER GENEROSO 

    “Hay mas alegría en dar que en recibir” (Hch 20,35)
    Para que el niño aprenda a compartir y a ser generoso, necesita experimentar con frecuencia la alegría de dar.


    Para practicar la generosidad es necesario por una parte, a estar atento a los sentimientos y necesidades espirituales y materiales de los demás, y por otra, reconocer lo que uno puede hacer por ellos teniendo en cuenta las propias capacidades y limitaciones.

     

    El niño pequeño no tiene presente las necesidades y sentimientos de los demás porque aún es egocéntrico, es decir, centrado en su propio punto de vista, e incapaz de ponerse en el lugar de otros.

     

    Muchas veces, los niños pequeños actúan en forma egoísta, y no quieren dar ni prestar lo que tienen.

     

    Esta es una actitud normal en la etapa preescolar y no significa que el niño "sea" egoísta. El niño deberá ir aprendiendo poco a poco a hacerse sensible a las necesidades de los demás.

     

    Una forma importante de ser generoso, es el compartir los propios sentimientos, recuerdos, emociones y pensamientos con las personas más cercanas. Este modo de compartir la intimidad produce un acercamiento entre las personas y ayuda a entenderse mejor.

     

    La virtud de la generosidad puede ser enseñada al niño desde sus primeros años:


    • Estimule al niño a prestar sus juguetes, o juegos (pelota, bicicleta) a sus amiguitos, primos o vecinos. Si cada vez que llega una visita a su casa, usted esconde los juegos o juguetes del niño, no podrá extrañarse si él, después, no quiere dar o prestar sus cosas "esto es mío","esto no lo presto"

     

    • Cuando el niño no quiere prestar sus juguetes, no se involucre con él en una pelea sin sentido. Intente distraer su atención y enseñarle a compartir en un ambiente de alegría y no de tensión. Obligarlo a prestar algo o culparlo por no hacerlo, no es de ninguna eficacia para el desarrollo de esta habilidad; es preferible arriesgarse a que su hijo quede como "egoísta" siempre que después analicen juntos la situación y él comprenda el sentimiento que produjo en el otro: si no comparte se dará cuenta que produce pena y / o enojo en el otro.

     

    • Después que el niño haya compartido algo, hágale saber lo feliz que usted se siente porque él comparte, y lo contento que usted lo ve a él por haber sido generoso.

     

    • Comparta usted sus cosas con los demás. Si el niño ve en usted una actitud generosa, poco a poco lo irá imitando.

     

    • Cuando quiera que el niño sea generoso, y que dé a alguien algo propio, hágale saber lo feliz que estará la otra persona si él le convida de lo suyo.

     

    • Si se quiere que el niño aprenda a compartir, debe permitírsele de vez en cuando regalar libremente alguna de sus cosas. Muchas veces los adultos suelen disgustarse si el niño es generoso y da alguna de sus cosas a otros niños. Piensan que los demás "se aprovechan" de él. Con esta actitud, en lugar de protegerlo, están incapacitándolo para una interacción de dar y recibir.

     

    • Converse con el niño sobre la generosidad. Explíquele que las personas generosas son más felices, dan más y también reciben más de los demás.

     

    • Sea usted generoso con su tiempo para las personas más necesitadas. El escuchar a otros cuando tienen problemas es una buena muestra de generosidad.

     

    • El niño aprenderá a ser generoso si se siente aceptado en las cosas que da de sí mismo: una canción que ha aprendido, un regalo hecho con sus propias manos, un abrazo cariñoso.




VERDAD

ENSEÑANDO A DECIR LA VERDAD 

    “La verdad los hará libres” (Juan 8,32)
    Para que el niño sea sincero y transparente necesita vivir un ambiente de confianza, de verdad y de tolerancia.



    Decir siempre la verdad es una virtud que se aprende desde muy pequeño. Vivir en un ambiente donde prevalece la sinceridad y la transparencia da mucha seguridad pues se vive con la certeza y la confianza de que las cosas son lo que son.

    Es importante que el niño aprenda a ser honesto consigo mismo y con los demás y para lograrlo es fundamental que los padres le enseñen ano mentir ya no mentirse a sí mismo.

     

    Es conveniente recordar que la verdad es lo opuesto a mentira y no al error. Todos nos equivocamos pero al hacerlo no estamos mintiendo.

     

    Si en la familia vivimos relaciones humanas sinceras y transparentes, donde cada miembro puede expresar con libertad y respeto sus opiniones y sentimientos, el niño aprenderá a ser sincero y no tendrá temor de decir lo que piensa y siente.

     

    Debemos tener presente que, muchas veces, no estaremos de acuerdo con lo que opinan los demás, pero eso no debe ser motivo de discordia.

     

    Al niño se le puede enseñar desde pequeño a decir la verdad; a ser sincero y transparente:


    • Actúe en base a hechos y no a supuestos. No rete o castigue a su hijo por algo que usted cree que hizo. Sea usted siempre sincero. Si usted dice siempre la verdad, el niño lo imitará y hará lo mismo.

     

    • Establezca en su hogar un clima de confianza: que todos y cada uno puedan sentir que se cree en ellos y no se duda de su palabra.

     

    • El miedo al reto o a la reprensión del adulto enojado puede hacer al niño negar su participación en un acto. Los niños son niños ya veces hacen travesuras. Más vale que el niño reconozca su acción y pueda repararla solucionando el problema que provocó.

     

    • Ponga al niño exigencias razonables y posibles de alcanzar por él. A menudo los niños mienten para ocultar a sus padres su vergüenza por no haber cumplido sus expectativas. No le pida promesas incumplibles como por ejemplo no enojarse nunca más o no pelear más con sus hermanos. Estos son objetivos imposibles de realizar.

     

    • El estimular al niño a buscar soluciones lo ayudará a aliviar sus culpas, reparar el daño causado y asumir su responsabilidad sin sentirse acusado o como una persona mala.

     

    • Si el niño ha mentido, no lo deje en vergüenza públicamente, no lo culpabilice, sino ayúdelo a buscar formas de arreglar su problema.

     

    • Si su hijo(a) está mintiendo mucho, pregúntese qué puede estar ocurriendo en la vida del niño que lo esté llevando a esto. Con frecuencia, la mentira puede ser un síntoma de algún problema emocional, un sufrimiento en el niño o un sentimiento de falta de afecto.

     

    • Los niños entre dos y seis años, que tienen gran imaginación y fantasía, inventan historias increíbles, tienen amigos imaginarios y confunden la fantasía frecuentemente con la realidad. Recuerde que la fantasía es normal en los niños y es distinta a la mentira.

     

    • Preocúpese porque en su casa la verdad sea un valor por todos apreciado. Converse sobre lo importante que es ser sincero y poder confiar en los demás y que los demás puedan confiar en uno.


DAR Y RECIBIR CARIÑO

ENSEÑANDO A DAR Y RECIBIR CARIÑO

    “Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de quienes son como ellos” (Lucas 18,16)
    Si el niño aprende a expresar su cariño, si se siente querido y aceptando por los que lo rodean, comenzará a conocer, comprender, y respetar a sus semejantes, a no herirlos, a alegrarse con su alegría, a compartir lo que él siente y lo que él tiene, a ser más feliz.

     

    La capacidad y la forma de dar cariño que un niño desarrolle va a depender, en gran medida, del afecto que él reciba y de cómo este afecto se le de a él. Todas las buenas experiencias que se tengan en cuanto a recibir cariño no malcrían a los niños, sino al contrario, constituyen una especie de "vacuna" para el futuro. Hay familias más expresivas y regaladoras que otras, sin embargo, siempre es bueno que el cariño se exprese de alguna manera concreta y real. No basta con sentir amor por los hijos, es necesario expresarles este efecto en la vida diaria. El niño que se siente querido y que siente que sus padres lo aman, será más seguro en sus relaciones con los demás y estará mejor preparado para la vida fuera del hogar.

     

    Es durante los primeros años de vida, cuando se construye la confianza de ser querido y aceptado tal cual uno es. Para lograr esto, es muy importante que el cariño se le de a los niños de una manera incondicional. No como un premio. El niño necesita sentir que sus padres lo quieren aunque se porte mal, es decir, que es querido por ser él y no por cumplir con normas o expectativas, o por agradar.

    Es muy importante fomentar en el niño la expresión de sentimientos positivos como alegría, ternura y admiración; y también permitirle la expresión de los negativos. Todo niño tiene sentimientos negativos como la rabia, los celos o la envidia. Si se le castiga por tenerlos, él necesariamente buscará otra vía para expresarlos: a través de conductas agresivas, problemas emocionales o desarrollando alguna enfermedad psicosomática.

     

    Comunicar cariño implica pasar tiempo con el niño, mostrarle interés por sus actividades, darle importancia a sus ideas, decisiones y comentarios. También comunicar cariño es disciplinarlo con firmeza, pero con bondad y justicia. En otras palabras, aun niño debe tratársele como una persona importante y única y comprender que sus problemas aunque pueden parecer pequeños son muy grandes para él.

     

    La capacidad de dar cariño y de aceptar el que se recibe puede estimularse en la vida cotidiana:


    • Acaricie, abrace y sonría al niño con frecuencia. Si en la familia se es cariñoso con el niño, él aprenderá a recibir cariño y a darlo.

     

    • Converse con el niño, pregúntele su opinión, escuche sus relatos y fantasías, interésese por lo que él hace. Estas son también formas de expresarle cariño.

     

    • El contacto a través de la piel es muy importante. Conviene darse un tiempo al día para hacer cariño al niño y dejarse "regalonear o mimar" por él... resultará beneficioso para ambos.

     

    • Léale cuentos, abrazados los dos, por ejemplo, antes de dormirse.

     

    • Pídale al niño que le haga cariño a su hermanita o que abrace al abuelito...

     

    • Dar un tiempo especial, con verdadera dedicación a su hijo, es también otra forma de expresar cariño.

     

    • A veces, a los niños varones se les inhibe en la expresión de afecto. Sucede que sus propios padres no los regalonean como a sus hermanas mujeres. Pero resulta que los varones necesitan tanto cariño como las niñas. No se es menos varonil por ser cariñoso, sino que es más humano.

     

    • No condicione el afecto del niño. Asegúrese que siempre el niño sienta que su cariño es gratuito y no una respuesta o un premio.

     

    • El regalar algo es una forma de expresar cariño. Usted puede entretenerlo sugiriéndole hacer regalos para sus familiares y amigos como:

     

      • Dibujos; Collares y en general cualquier "trabajo" que él haya realizado con pintura, plastilina, etc.

       

    • Recuerde que lo importante no es que el objeto final sea lindo según el juicio de los adultos, sino que el niño se exprese y haga un esfuerzo para ofrecer como regalo su trabajo a alguna persona. Esto a la vez será una forma de valorarse y quererse más a sí mismo, descubriendo las cosas que él con cariño puede hacer para otro.

     

    • No minimice, ni ridiculice lo que el niño siente, sino simplemente reconózcalo. No juzgue si los sentimientos son buenos o malos. Si descalifica algo haga referencia a la acción misma (romper algo, pelear) pero no a la persona. No diga "eres rabioso" o "eres mentiroso" y menos "eres malo", pues eso contribuirá a que él tenga una mala imagen de sí mismo. El niño recibirá el mensaje de que es malo, peleador... y su comportamiento se encargará de confirmar esta mala opinión que se tiene de él.

     

    • Permitir expresar sentimientos negativos no significa dejarlo quebrar platos y vidrios o insultar o pegarle a la mamá. El niño debe aprender a respetar límites. Significa más bien que usted, mamá o papá, le reconocen el derecho a sentir emociones ya comunicarlas, como por ejemplo: después de pelear con su hermano ¡estás muy enojado con tu hermano! O, al rompérsele un juguete ¡Parece que tienes mucha rabia!

    El solo hecho de darse cuenta que se le reconoce este derecho, ayuda al niño a manifestar sus emociones negativas en forma más aceptable y no puramente a través de conductas agresivas.


HUMILDAD Y SENCILLEZ

ENSEÑANDO A SER HUMILDE Y SENCILLO 


“El reino de Dios se parece a una semilla de mostaza que se siembra en la tierra. Es la más pequeña de todas las semillas del mundo, pero una vez sembrada, crece y se hace más grande que todas las plantas del huerto, con ramas tan grandes que hasta las aves pueden posarse bajo su sombra”.
(Marcos 4,30-32)


Para que el niño aprenda a ser humilde y sencillo necesita vivir rodeado de personas acogedoras, que valoran a los demás; que apoyan y ayudan a solucionar los problemas sin complicaciones y sin sentirse superiores.

El niño es por naturaleza humilde y sencillo. La humildad se va perdiendo a lo largo de la vida, cuando el éxito, el poder u otras experiencias nos hacen creemos superiores o mejores a los demás y nos llevan a actuar en forma orgullosa, creída, omnipotente, llegando incluso a creemos un poco dioses ya olvidamos de Dios.

 

El niño también es sencillo: no se complica, va derecho al grano, no tergiversa, para él todo es simple y sin complicaciones. Esta virtud muchas veces se pierde a medida que el niño va imitando a los adultos que por uno u otro motivo pierden pureza y rectitud y la maravillosa espontaneidad de los niños. Vale la pena esforzarse para que los hijos conserven esas virtudes bastante innatas que son la sencillez y la humildad. Tan importante es la humildad como virtud, que un gran teólogo francés, el padre Varillon, escribió un libro que ha tenido varias ediciones que se titula "la humildad de Dios II. (1)

 

• No avergüence al niño cuando él hace en forma sencilla y natural una pregunta muy directa a alguien.

 

• Tome usted las cosas con sencillez y sin complicaciones: por ejemplo si le llega alguna visita de imprevisto y usted tiene la casa desordenada o poco para ofrecer de comer. Reciba bien a la visita, comparta lo que tenga, relájese y pase un buen momento. El niño imitará su forma de tomar la vida.

 

• No se vanaglorie y ande contando a los demás de sus buenos actos y sus buenas obras en favor de los pobres, enfermos o necesitados. Una persona humilde no anda publicando sus buenas acciones frente a los demás.

 

• No celebre a cada rato al niño por lo que hace y menos cuando no es seguro que se merezca la alabanza. Si se le celebra en forma exagerada y sin razones podrá creerse y a veces más de lo que realmente es.

 

• No fomente en el niño fantasías de su poder sobre los demás o del mundo. Ejemplo: si el niño dice "yo los puedo matar a todos","yo soy el más poderoso" .Detenga al niño, y con humor y sin enojo, dígale que él no es poderoso y además que no es tan importante serlo.

 

• Acostúmbrelo a ser sencillo en todo. No le permita, ni fomente mañas con la comida. Enséñele a comer de todo lo que le dan, a probar las comidas desconocidas ya comer un poco aunque no le guste. No le prepare platos especiales cuando algo no sea de su gusto.

 

• Esté usted alerta para no caer en una actitud consumista, de comprar o tener porque los otros compran o tienen, cuando no es algo necesario.

 

• Enseñe al niño a ver televisión con una actitud crítica hacia el consumismo. Muéstrele cómo intentan vendemos cosas con lindas imágenes o convencemos de que seremos más bonitos o atractivos por utilizar tal producto.

 

• Reconozca usted sus errores y perdone a los demás cuando los cometen y los reconocen.

Actualmente existen en el mercado una gran cantidad de juegos eléctricos. Algunos niños pasan muchas horas del día dedicados a estos juegos, o a ver televisión. Preocúpese de que el niño no pierda el contacto con otros niños o la oportunidad de aprender juegos más simples y enriquecedores.

• Si su niño es muy exitoso y se destaca en algo: como por ejemplo es muy bueno para correr, para el fútbol u otro deporte, tiene muy buenos resultados escolares o es muy bonito, enséñele a no ser creído, a dar gracias a Dios por los dones que le dio, ya hacerse responsable de sus capacidades. Fomente en él la actitud de hacer el bien con sus dones, y no "creerse" o sentirse superior a los otros por ello.

Si tiene varios hijos respete las habilidades, capacidades y ritmos de aprendizaje de cada uno. No ponga nunca en un lugar de mayor importancia al que sabe más, es más lindo, más amable. Esto sólo creará divisiones, rivalidades y celos entre sus hijos.

 

Es positivo reconocer en familia las virtudes de sus hijos en un clima de alegría y aceptación de lo que cada uno es, pero no con la intención de compararlos o de fomentar la competitividad entre ellos.

• Converse con el niño sobre lo que hace que las personas valgan, sobre lo importante que es el ser y no el tener para valer como persona. ..Lo realmente valioso y perdurable es lo que nosotros somos, lo que hacemos con nuestra vida y no las cosas que tenemos. A muchos les sucede que de tanto esforzarse por tener, no se dan tiempo para disfrutar lo bueno de la vida y para tratar de ser cada día mejores personas.

1-Francois Varillon: L'humilite de Dieu. París, Le Centruion, 1974.


PACIENCIA

ENSEÑANDO AL NIÑO A TENER PACIENCIA


    “Con el Reino de Dios sucede, como con el hombre que siembra semilla en la tierra: que lo mismo da que esté dormido o despierto, que sea de noche o de día, la semilla nace y crece, sin que él sepa cómo.” 
    (Marcos 4, 26-27)




    El niño aprenderá a tener paciencia si en su vida diaria se le atiende con cariño y se le enseña a controlarse y posterga sus necesidades.

     

    La paciencia es una virtud de gran ayuda para el desarrollo personal y para lograr una buena relación con los demás.

     

    Para que el niño aprenda a ser paciente con los demás es fundamental en primer lugar que se tenga paciencia con él; y en segundo lugar que se le enseñe a tener paciencia para con él, a no impacientarse. Todos tenemos limitaciones que debemos aceptar y aprender a vivir con ellas.

     

    Tener paciencia significa controlarse en muchos momentos, especialmente en situaciones de frustración, cuando no se obtiene lo deseado, cuando las cosas resultan distintas a las programadas, cuando es necesario esperar o adaptarse a un cambio de situación.

    Al niño se le puede enseñar a tener paciencia desde muy pequeño.

    • Sea usted paciente con el niño, no lo apure o exija innecesariamente. Recuerde que es bastante más chico que usted y por lo tanto no es tan rápido ni tan eficiente.

     

    • Atienda las necesidades de su hijo en forma oportuna. La postergación frecuente de la satisfacción de las necesidades del niño lo lleva a ser más impaciente, más irritable y menos capaz de esperar.

     

    • Si aun niño se le frustra y critica constantemente será más difícil que pueda aprender a tener paciencia, a relajarse y a esperar.

     

    • Trátelo a él como una persona grande, escúchelo con paciencia, pregunte su opinión, converse con él. El niño responderá bien a este trato amable y paciente.

     

    • Enséñele a ser paciente en las relaciones con sus compañeros, a no compararse con ellos y a querer por igual a los más rápidos y a los más lentos.

     

    • Enséñele a ser paciente con sus hermanitos menores: a explicarles las cosas que ellos no entienden, a enseñarles a vestirse o desvestirse solos.

     

    • De vez en cuando, haga esperar al niño un rato corto antes de atenderlo, para que se acostumbre a no tener siempre atención inmediata.

     

    • No le de atención cuando lo interrumpa y no lo deje conversar con otra persona.

     

    • Preocúpese de que la paciencia que se tenga con el niño no dependa de los estados de ánimo de los adultos (o de sus caprichos). Será difícil que el niño aprenda a ser paciente si usted cuando está de buen ánimo lo atiende rápido, pero lo hace esperar mucho cuando está enojado o no tiene ganas de atenderlo.

     

    • Para desarrollar la paciencia en los niños es útil motivarlo a desarrollar actividades tales como:

    o Pintar con lápices en forma prolija (de acuerdo a su edad y habilidades).


    o Armar un puzzle.


    o Desmalezar junto con usted las plantas del jardín o de la jardinera.


    o Cocinar (con la ayuda de un adulto) algún plato que requiera de una preparación especial. El niño aprenderá así a realizar tareas en que hay que esperar para obtener resultados.

    Es conveniente para desarrollar la paciencia el tener una rutina de vida, con horario donde cada actividad se le de su tiempo.


RECONOCER ERRORES

ENSEÑANDO AL NIÑO A RECONOCER SUS ERRORES (Y/O PERDONAR)



    “Cuando estén orando, perdonen lo que tengan contra otro, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.” 




    Para que el niño aprenda a reconocer sus errores y a perdonar es necesario que tenga modelos que sean capaces de reconocer y asumir sus propias limitaciones y que no se sientan superiores a los demás

     

    No resulta fácil para nadie reconocer que se ha equivocado o actuado mal. Tampoco es fácil perdonar a aquellos que nos han herido y hecho sufrir, ni perdonarnos a nosotros mismos cuando hemos cometido alguna falta por la cual nos sentimos culpables o estamos arrepentidos. Sin embargo, para vivir en paz y alegría es importante aprender a perdonar y perdonarse y a reconocer los propios errores.

     

    Reconocer los errores es una forma de responsabilizarse frente a la vida y asumir la parte que a cada uno le toca.

     

    Equivocarse es parte inevitable de la vida; por eso, es necesario que los niños aprendan a aceptar y reconocer sus errores.

     

    Si el niño es capaz de aceptar que los errores son parte de la vida, le será más fácil aceptar que los demás también se equivocan y estará por tanto, más dispuesto a perdonarlos.

    • No avergonzar al niño. No hacerlo reconocer errores en público.

     

    • No criticar duramente al niño. Eso lo hará reaccionar negando la situación y culpando a otros.

     

    • No lo rete por sus errores. Incítelo a reparar o solucionar la situación.

     

    • Equivocarse no significa ser indefenso o incapaz frente a la vida.

     

    • Equivocarse no es una forma de debilidad, sino un hecho inherente a la condición humana. Por lo tanto, no compadezca al niño cuando se equivoque, pues lo hará ser pasivo e impotente frente a sus fracasos. Más bien propóngale formas activas de solución a sus errores.

     

    • Se aprende a reconocer errores ya tolerar frustraciones viendo que es una experiencia habitual en todas las personas y no algo terrible y excepcional.

     

    • Enseñe al niño a disculparse cuando muchas veces sin querer, hizo algún daño como tirar algo, o pisar a alguien.

     

    • Converse con el niño sobre lo importante que es perdonar y no juzgar a los que nos han ofendido, a los que nos han acusado en forma injusta, a los que se han enojado con nosotros, a los que nos han hecho pasar un mal rato.

     

    • Recuerde al niño que nuestro Padre Dios nos quiere y nos perdona siempre cualquier falta.

     

    • Converse también con el niño sobre la importancia de perdonarse a sí mismo y no culparse y volverse a culpar por los errores o las faltas cometidas.


OBEDIENCIA

OBEDIENCIA EN LOS NIÑOS… 


    • CON LA INTENSION DE SEGUIR CONSTRUYENDO 
    UNA BUENA CONVIVENCIA ESCOLAR…

     

    • PARTIMOS DE LOS CONCEPTOS TRABAJADOS 
    EN LAS REUNIONES DE PADRES SOBRE LOS ROLES Y FUNCIONES DE LOS ADULTOS…

     

    • AHORA LES PROPONEMOS REFLEXIONAR SOBRE

    EL VALOR DE LA OBEDIENCIA EN LOS NIÑOS…


    Enseñando al niño a ser obediente 1

     

    • Por qué necesita el niño las normas?

     

    Cumplir las reglas, normas y límites hace sentirse bien consigo mismo y ayuda a ser valorado por los otros.

     

    Una de las tareas más importantes que se plantea a los padres es la de enseñar a los niños a ser obedientes, a respetar normas y límites.

     

    La vida en común necesita de límites, y es preciso aprender a vivir dentro de esos marcos, ya saber que, dentro de ellos, se puede tener seguridad, libertad y posibilidad de ser cada uno distinto al otro.

     

    • Cómo enseñar a respetar las normas?

     

    Es útil explicárselo a los niños con una metáfora, por ejemplo, ¿por qué en el fútbol es necesario rayar la cancha y existen normas y reglas para jugar? Pedirles imaginar lo que sucedería si no hubiese reglas en este deporte.

     

    Hay muchas formas de enseñar a los niños a respetar normas, que ayudan a convivir más fácilmente y que no tienen los altos costos emocionales del castigo y la reprobación. Si se crea un clima emocional de confianza, de respeto, sin gritos, sin amenazas y sin temor, los niños se hacen más respetuosos y obedientes, y no se necesita estar recurriendo continuamente a castigos y retos (y / o violencia).

     

    Si en lugar de centramos en marcar con nuestra atención todo lo que los niños no hacen bien, celebramos lo que efectivamente logran en cuanto a esfuerzo, responsabilidad, solidaridad, ayuda, etc., es muy probable que los niños intenten damos gustos y sean más obedientes.

     

    Para facilitar el cumplimiento de las normas, éstas deben explicarse y explicitarse. Es altamente inconveniente dejar normas implícitas.


    Es importante que las normas establecidas sean posibles de cumplir por los niños. Si no, no se cumplirán y el adulto perderá autoridad, o el costo de hacerlas cumplir será muy alto.

     

    • Cuáles son las consecuencias de no cumplir las normas?

     

    También es necesario que el niño tenga claro qué ocurre cuando no se cumple con una norma establecida. Es decir, debe haber una consecuencia natural, la privación de algo agradable, o bien, una conducta reparatoria, fijada en conjunto con el adulto.

     

    Resulta muy efectivo que los niños participen en la fijación de los límites y en la determinación de las sanciones que corresponderán si éstos se sobrepasaran.

     

    Hay que cuidar de no sobrecargar a los niños de normas y exigencias, puesto que esto los hace desistir de cumplirlas, no esforzarse y aceptar que no son capaces de responder a ninguna; se ponen flojos y desmotivados.

     

    • Cómo contribuir para que los niños obedezcan las normas?

     

    Esta es una cuestión que la dejaremos para que piensen ustedes por ahora y les daremos alguna ayuda próximamente…

     

    Ver Presentación: CUANDO CREÍAS QUE YO NO ESTABA MIRANDO...

     

    Retomando el tema de la obediencia en los niños, les acercamos algunos aportes sobre cómo acompañarlos desde el rol del adulto…

    Para establecer normas y límites en la familia con los propios hijos, podría ser útil considerar lo siguiente:

    • Especificar lo más claramente posible los límites a los niños. Por ejemplo, hacer con ellos un decálogo de límites, y discutir cuáles deberían ser las sanciones si los transgreden; con este sistema, se comparte el control y los niños ayudan a mantener la disciplina.

    • Enseñar a respetar las normas, no porque haya sanciones o esté el adulto presente, sino porque es bueno hacerlo.

    • Es más fácil cumplir las normas si se plantean en un sentido positivo,porque liberan de culpas. Es mejor saber qué debo hacer (por ejemplo, llegar puntual) que saber lo que no debo hacer (atrasarme). Si no cumplo un deber, me siento mal y culpable.

    • Variar las actividades en la casa. Es evidente que cuando los niños están aburridos se portan peor. Los problemas de disciplina no sólo se originan en los niños, sino que también son, en alguna medida, responsabilidad de los adultos, en cuanto a su capacidad de motivación. Si hay una variedad de actividades, los niños tendrán oportunidad de expresarse adecuadamente, estarán más motivados y, en consecuencia, se portarán mejor.

    • Es necesario pensar en cuáles pueden ser las razones de la mala conducta de los niños. Si se sabe por qué un niño se porta mal, será más fácil manejarlo y ayudarlo. Muchas veces, el preguntarles e interesarse por lo que les pasa, en general, mejora su comportamiento.

    -- Algunos niños se portan mal porque necesitan llamar la atención y no pueden lograr atención positiva (refuerzos, alabanzas, buenas notas). Entonces logran atención negativa (haciéndose el payaso, molestando). Más vale, por lo tanto, darles atención positiva cuando se portan bien, para que no necesiten portarse mal.

     

    -- Otros niños se portan mal por afán de poder. Es efectivo darles a estos niños poder, para que utilicen este deseo en algo constructivo (hacerles encargos, verbalizar su gran aporte, darles la responsabilidad de ciertas actividades de la casa, etc.).

     

    -- Si parece indispensable criticar una conducta del niño, hacerle esta crítica a solas con él y en un contexto previo de buena relación con él.

    -- Si es necesario sancionar al niño, cuidar de no humillarlo ni retarlo cuando el adulto está enojado. Recordar que cuando uno está enojado suele decir cosas de las cuales se arrepiente después. Mejor parece ser buscar, junto con el niño, un mecanismo por medio del cual él pueda reparar, en parte, su acción.

    1 Este capítulo ha sido extractado de: Haeussler I.M. y Milicic, N. "Confiar en uno mismo". Tomo I. Libro del profesor, Santiago de Chile,. Ed. Dolmen, 1995, pp. 93 a 95